lunes, 26 de octubre de 2009

District 9

Lo que hace buena a una peli de ciencia ficción no son los efectos especiales ni las epopeyas espectaculares: es más bien la verosimilitud, la invitación a pensar que las condiciones de posibilidad de la historia existen en nuestro contexto.

A District 9 le sobra esta cualidad. De manera convincente nos lleva a través de una historia en la cual descubrimos qué pasaría si de pronto nos visitara una comunidad alienígena que se aparta de los cánones que el cine ha establecido para los aliens: o son malos, malos, malos, o buenos, buenos, buenos, y siempre listos y superavanzados. En esta historia, son más bien como la gente, siguiendo la regla del 80/20 (80% son bastante mediocres; 20% son muy inteligentes), y su tecnología, pese a ser distinta, tiene ciertos problemas.

Lo más impresionante es que el Sector 9 recuerda a los campos de refugiados que durante todo el siglo XX se extendieron por diversas partes del mundo, en especial en África y en Palestina. El trato que se le da al refugiado, su calidad de subhumano, se ve retratado en esta película de manera muy intensa. Me hace pensar, de nuevo, que en realidad los mostruos somos nosotros.

Esta es la primera cinta que Neill Blomkamp escribe y dirige, y aunque se han colgado del nombre de su productor, Peter Jackson, no cabe duda alguna de que hay que estar pendientes del trabajo de este director. Cinco palomitas, ¡no deben perdérsela!

martes, 20 de octubre de 2009

¿Realmente eres ingeniero...?

Trabajas en horas extrañas. ¡Como las putas!
Generalmente trabajas hasta tarde. ¡Como las putas!
Generalmente eres más productivo por la noche. ¡Como las putas!
Te pagan para mantener al cliente feliz. ¡Como las putas!
El cliente paga mucho más pero tu jefe se queda con casi todo el dinero. ¡Como las putas!
Cobras por hora pero tu tiempo se extiende hasta que termines. ¡Como las putas!
Si eres bueno, nunca estás orgulloso de lo que haces. ¡Como las putas!
Te recompensan por satisfacer las fantasías de tus clientes. ¡Como las putas!
Es difícil tener y mantener una familia. ¡Como las putas!
Cuando te preguntan en qué trabajas no lo puedes explicar. ¡Como las putas!
Tus amigos se distancian de ti y tú sólo andas con otros igual que tu. ¡Como las putas!
El cliente paga tu cuenta del hotel y por horas trabajadas. ¡Como las putas!
Tu jefe tiene un buen coche. ¡Como las putas!
Cuando vas a hacer una "asistencia" al cliente estás óptimo... pero cuando vuelves pareces haber salido del infierno. ¡Como las putas!
Evalúan tu "capacidad" con horribles pruebas. ¡Como las putas!
El cliente siempre quiere pagar menos y encima quiere que hagas maravillas. ¡Como las putas!
Cada día al levantarte dices "NO VOY A HACER ESTO TODA MI VIDA!!!" ¡Como las putas!
Sin conocer nada de su problema los clientes esperan que les des el consejo que necesitan. ¡Como las putas!
Si las cosas salen mal es siempre culpa tuya. ¡Como las putas!
Tienes que brindarle servicios gratis a tu jefe, amigos y familiares. !Como las putas!

Ahora me pregunto... Realmente eres Ingeniero o ...?

viernes, 16 de octubre de 2009

Digresiones en el desierto

Lo pusimos en un pedestal porque nos parece genial. Pero con gran humildad, candor y sencillez, José Emilio Pacheco contestó todas las preguntas que por espacio de dos horas le hizo un auditorio lleno de los entusiastas lectores que por más de veinte años han ido y vuelto por la colonia Roma de la mano de Carlitos y Mariana. Para este fabuloso alquimista de las palabras, Las Batallas en el Desierto, uno de sus mejores trabajos, no estaba escrito para ser un éxito. Éste devino por mera fortuna.

José Emilio no estaba pensando en hacer una crítica social: sencillamente quería contar una historia. Y reconoce dos cosas: una, que le debe mucho a Café Tacvba, y en segundo lugar, que la lectura de cada quien es tan única que a veces ve cosas que al autor no se le habían ocurrido. Así las cosas, cuando le preguntaron sobre el tema del desierto, una figura que aparece con cierta recurrencia en sus obras, Pacheco dijo que nunca se le había ocurrido, y luego de pensarlo, confesó: "Yo creo que es por el hecho de haber nacido y vivido casi toda mi vida en la Ciudad de México". Y es que ahí como en ninguna otra parte, hemos perfeccionado el arte de convertir un paraíso en un infierno. De aquellos ojos de agua, ríos, bosques y paisajes montañosos, hemos hecho un desierto de concreto.

Quizá la más aguda observación de José Emilio es que "uno es producto de fuerzas que no controla". Las contingencias sugieren al autor sus temas, sus historias, y éstas a su vez exigen del escritor las técnicas narrativas que empleará para plasmarlas. Ser un buen escritor, o a veces sólo un escritor, así, sin adjetivos, es cuestión de fuerza de voluntad, pero sobre todas las cosas, de vocación. "El éxito no depende de tí", sentenció, sino de las fuerzas de la casualidad unidas a todas tus ganas de contar historias.

La plenitud la encuentra José Emilio "cuando me sale algo bien", pero también cuando coincide, como ese día, con sus lectores que lo quieren y lo aplauden. Y aunque reclamaba un consejo de vuelta, él nos regaló algunos sobre el oficio de escribir: leer mucho y leer bien, escribir mucho, leer sólo lo que te guste. "Uno escribe lo que lee", nos recordó, lo que añade una más a la lista de contingencias insuperables que a veces confabulan para hacer grandes a obras como Batallas...

martes, 13 de octubre de 2009

Inglorious Basterds

Tengo que confesar que nunca había visto una película de Quentin Tarantino, así que no tengo punto de comparación. Lo que sí puedo decir es que no me había divertido tanto con una película de nazis desde Indiana Jones and the Last Crusade. Bajo ese parámetro, Inglorious Basterds está increíble.

La idea general de hacer una película histórica que sea fiel a la historia ya está un poco machacada... si tenemos la imaginación suficiente, ¿por qué no hacer una en la que la historia dé oportunidad de volar a la imaginación? Bajo estra premisa, y acompañado de gran música, fotografía y actuaciones, y un humor negro genial, la creación de Tarantino está espectácular...

Brad Pitt, sin lugar a dudas, es un actorazo. Está fantástico... cinco palomitas, ¡no dejen de verla!

lunes, 12 de octubre de 2009

Sábado cultural

Y todo empezó cuando mi comadre AnaManzana y yo nos lanzamos a la Feria Internacional del Libro 2009 a Cintermex, y por casualidad coincidimos con Rafael Rangel, rector del Tecnológico de Monterrey, Rodrigo Medina, gobernador recién estrenado de Nuevo León, y Carmelo Angulo Barturen, embajador de España en México, en la ceremonia inaugural. Este año, el invitado de honor a la Feria es España, y el rector aprovechó la oportunidad para anunciar la creación del Instituto México-España para la Cultura, la Innovación y el Desarrollo, una iniciativa que busca la cooperación en torno a estos grandes rubros a través de intercambios y programas académicos. Ah, claramente, el gober no desaprovechó la oportunidad y afirmó categoricamente que está muy comprometido con el apoyo a la creación y promoción cultural en el Estado... y la verdad, el hecho de que haya asistido al evento habla muy bien de él... (Y Ana no me dejó sacarme una foto con Madedito, que también andaba ahí en la bola...)

Luego de que Gedisa, Porrúa, el FCE y otros sospechosos comunes nos dejaron pobres pero contentas, nos fuimos a la Macroplaza a disfrutar del Festival Bella Vía 2009, que en esta emisión estaba dedicado a los prolegómenos de la celebración del Bicentenario (!!!)... lo que no impidió, desde luego, que muchos artistas dejaran a Warhol, VanGogh, Miguel Ángel o Dalí plasmados en el suelo de piedra de la Explanada de los Héroes. En verdad es fascinante ver a estos artistas literalmente volcados sobre sus efímeras creaciones... ¡¡todos son maravillosos!!

En serio que regresé a mi casa con ganas de echarme en el tapete a leer... pero fui obligada a terminar el día con Brad Pitt en el cine... pero de eso ya hablaré mañana...

jueves, 8 de octubre de 2009

Las alas del deseo

Los ángeles son seres místicos y sobrenaturales que han poblado la imaginación del ser humano a través de la literatura, y aparecieron por primera vez en el cine en la cinta de 1942 de W.S. Van Dyke I married an angel. A partir de entonces, se han convertido en personajes que tienen un punto de vista que se ubica por encima de los planos espacio-temporales “humanos” y les da una visión omnipresente y omniabarcante que los guionistas y directores pueden explotar en sus cintas. En Las Alas del deseo de Wim Wenders, los personajes Damiel y Cassiel se convierten en esos guías trasgresores del espacio y del tiempo que Wenders usa para contar una historia de amor en el Berlín de finales de la década del 80.

Wenders logra dar esta impresión de transgresión con cortes abruptos y brincos drásticos de escena a escena. Su propósito es evidenciar cierta tensión entre dos mundos: uno espiritual, en donde lo que más importa son nuestros pensamientos y sentimientos (a los que Damiel y Cassiel pueden acceder), y uno material lleno de experiencias sensoriales que a los personajes principales les está vedado tener. Otro aspecto interesante de este contraste es que pone de relieve la tensión entre la vida humana anclada a la inmediatez de la experiencia sensorial y la tranquila espiritualidad de los ángeles. Esto último lo logra Wenders con el cambio del blanco y negro al color: la experiencia monocromática de los ángeles los coloca fuera del tiempo, más allá de los sentidos, y les abre el camino del mundo espiritual; los colores son testimonio de la vida material, de los sentidos, de la inmediatez que experimenta Damiel cuando se convierte en un humano más.

La cinta de Wenders es excelente, y todo mundo conoce el remake gringo de City of Angels, pero la orginal es una gran película. Cinco palomitas.

lunes, 5 de octubre de 2009

El hombre sin adjetivos... otra vez...

Pero ahora no es ni el hombre ni el libro: se trata de la puesta en escena que este fin de semana estuvo a cargo de Carlos Nevárez, quien además tenía el rol protagónico. Montada en el pequeño Teatro Espacio de la Facultad de Artes Escénicas de la UANL, con una producción sencilla pero bien lograda, sólo en un par de horas nos regala una visión de "lo que nuestra generación mastica sin sacárselo de la boca", como explica el protagonista y director.

La interpretación de Nevárez en el papel de Millán le añadió una dimensión distinta al personaje: de suyo, este hombre sin adjetivos posee una indiferencia cínica hacia la vida, el universo y todo lo demás; en la versión de Carlos Nevárez, Millán está tan enojado con todo, quizá empezando por sí mismo, que traiciona un poco al antihéroe de su creador. A la actuación de Liliana Cruz en el papel de Diana le faltó quizá cierta inocencia que se aloja en el descubrimiento de nuestras más secretas perversiones; pero sin duda, fue Antonio Craviotto en el rol de Isaac quien le dió a esta versión la dósis de comedia justa y necesaria que hicieron de toda la puesta en escena una grata experiencia.

Será que aún tenía muy fresca la lectura de la obra: aunque no dejo de ser fan del trabajo de estos actores, se me antoja que el clímax fue un poco anticlimático y que hay más en El hombre sin adjetivos que sólo la ira frente a nuestro desinterés en el mundo. Es, después de todo, una buena antropología del yuppi que todos llevamos dentro.