miércoles, 31 de octubre de 2007

The Godfather: Blackhand Edition

Realmente, los videojuegos deberían tener algo tan vistoso como el Oscar: hay algunos que están tan bien realizados, que verdaderamente te dejan perplejo por los gráficos, por la línea de la historia, y por la forma en la que puedes interactuar con ellos.

La consola más esperada de todos los tiempos se hizo de un juego así: The Godfather: Blackhand Edition es por mérito propio uno de los mejores juegos de Wii, y con razón. Integrada en la historia de la trilogía más famosa de Coppola, tu personaje ha sido rescatado de chiquillo por el Don y ahora estás entre sus filas para que los Corleone dominen Nueva York.

Desde cuidar del Don en el hospital después del atentado que sufre a mano de los Tattaglia, hasta trasladar a Michael al barco que lo llevará al exilio, este juego tipo shooter te tendrá entretenido por horas, entre extorsionar comercios, guerras de mafia y volar camiones por los aires. Además, la ambientación es increíble: si has visto pelis que tienen de telón de fondo Nueva York en los 40's, verás escenas muy familiares.

¡Muy recomendable, pídanselo a Santa!

lunes, 29 de octubre de 2007

¡Cuidado en Viaducto!

Amigos y amigas,

El martes por la noche, a eso de las 8pm, iba en mi coche de norte a sur, y de Periférico tomé la incorporación al Viaducto. El tráfico, ya se imaginarán, estaba de locos, y avanzaba a vuelta de rueda. Estaba justo bajo el paso a desnivel de Periférico, cuando vi por el retrovisor que un tipo que salió de la nada le apuntó con una pistola a una muchacha en su auto. Gritaron cosas que la verdad no alcancé a escuchar, y le quitó su bolsa y no vi más porque, enloquecida, me salió lo cafre y logré zafarme hacia Revolución con bastante rapidez.

La verdad entré en pánico, porque aunque no es la primera vez que me toca ver algo así, era una situación horrible: el tráfico estaba parado, no había ni qué hacer, ni a quién llamar, ni a dónde correr. No puedo describir el HORROR que sentí al estar ahí en ese momento, y desde luego no pude evitar pensar, en ese momento y después, que tal vez esa persona que volvía tranquilamente de su chamba, hastiada del tráfico, con ganas de cenar y subir los píes y estar tranquilamente en casa, y que "le tocó" la mala suerte de toparse con ese tipejo, pude haber sido yo, o bien alguna de las personas a las que quiero profundamente y a las que obviamente les deseo lo mejor de la vida.

Por favor, eviten el punto (el desnivel de Viaducto y Periférico), especialmente de noche. Cuídense mucho, porque habrá mucha gente preocupada y triste y enojada si algo les pasa, y me pueden contar entre ellos.

¡¡¡¡¡¡Un abrazo fuerte y mucho éxito a todos!!!!!

lunes, 15 de octubre de 2007

12 Monkeys

Con un tema fabuloso del argentino Astor Piazzolla, esta cinta de sci-fi toca uno de los temas favoritos del género, que es el fin de la raza humana. Pero esta vez, recordando que en verdad los monstruos somos nosotros, se trata de un apocalipsis deliberado por un loco que en 1997 libera un virus que aniquila a 5 billones de personas (curioso, si eso hubiera pasado, habrían sobrevivido 848,7 millones nada más).

Viajes en el tiempo, ambientalistas radicales, una retorcida historia de amor y una de las más geniales actuaciones en la carrera de Brad Pitt, 12 Monkeys, es referencia obligada entre las cintas apocalípticas de los 90, además de que es sensacional.

Cinco palomitas.

jueves, 11 de octubre de 2007

A orillas del río Piedra me senté y lloré

Paulo Coelho nunca llamó mi atención, y ciertamente nunca habría elegido este libro para iniciarme en sus travesías. ¿Por qué querría alguien sentarse a chillar como Magdalena a orillas de un río con un nombre tan peculiar?

Porque se trata de una historia de amor, y una buena historia de amor siempre acaba con el llanto amargo. No así la historia de Pilar, una mujer como cualquier otra, que al reencuentro con el amigo entrañable de la infancia descubre al hombre de su vida y al rostro femenino de Dios, un poco remembrando la línea argumental de El Código Da Vinci.

De una narrativa fluida como el río que evoca, casi lírica por las imágenes y sensaciones que despierta a lo largo de la lectura, A orillas del río Piedra me senté y lloré es una novela corta, bonita, cursi al extremo pero cumple su objetivo: entretiene.

Lo leí porque me lo regalaron con la recomendación de que "a mí me gustó mucho". A mi me gustó, punto. Tal vez haya por ahí alguna otra cosa en el universo de Coelho que de veras despierte mi pasión...

COELHO, Paulo (2007): A orillas del río Piedra me senté y lloré, México, Ed. Grijalbo.

martes, 9 de octubre de 2007

Cuando tenga 67...

... tal vez no sea la ancianita de cuento que Paul se imaginó, sentada al fuego del hogar tejiendo para mis nietos, y probablemente no tendré que pasar horas el jardín ni rentaré un cottage en una isla, pero sin duda, cuando tenga 67, como los años que hoy no cumplirá John Lennon, recordaré que unos cincuenta años antes, por ahí de 1991, conocí apenas a los Beatles, y cada nuevo disco era una experiencia totalmente mágica y misteriosa, y no había día que no pasara aprendiéndome las letras, leyendo sobre sus vidas, escuchando su música, desde el Cry for a shadow hasta el Let it be.

Y podría decir, con Paul, que en realidad amé a John Lennon, aunque justo tenía un año tres meses cuando Mark David Chapman tuvo la genial idea de matarlo. Él y los Beatles son parte insuperable del soundtrack de mi vida...

Hoy es tu cumple John. Felicidades, donde quiera que estés, "en el infierno con Somoza", como dijera Facundo Cabral, o en el cielo, aunque Dios sea sólo un concepto con el cual medimos nuestro dolor.

NOTA AL PIE:

Temprano removieron el video que colgué en la entrada de ayer, que era una excelente dramatización de cuando un muy alterado Emperador Palpatine recibe las noticias de la destrucción de la Estrella de la Muerte, vía larga distancia por cobrar de Darth Vader.

Lo he remplazado por este muy jocoso comercial de Wii, y ya comentaré después sobre el particular.

viernes, 5 de octubre de 2007

Héroes del Silencio

Creo que compramos los boletos hacía más de seis meses, ¡claro! ni de locas, Lore y yo nos ibamos a perder el chance de ver en vivo y en directo a una de las bandas que, en definitiva, marcó nuestra adolescencia.

Llevamos a Ernesto, el marido de Lore, y a Mona, mi vieja amiga de aquellos años de la prepa en los que al son del Maldito Duende e Iberia Suergida nos volábamos clases para ir a echar unas cheves por ahí a cierto lugarcito cerca de la escuela que fue muy 'noticiado' años después de que gracias a nuestro grupito, el dueño del lugar se compró coche.

La cuestión es que llegamos al Foro Sol rayando las nueve, hora en la cual iniciaba el concierto y en la que el estacionamiento del Foro estaba lleno, el del Palacio estaba lleno, los de las calles aledañas estaban llenos, e incluso las calles y banquetas a varios kilómetros a la redonda estaban llenas.

Luego de atravesar un trafical espantoso un franelero nos dijo: "Déjelo aquí, joven, por cien pesos". En pleno eje vial... por supuesto, el instinto dijo "Ni ma..." y luego de una vuelta fenomenal que nos sacó al Viaducto, llegamos al corralón de Palacio de los Deportes.

"Tú métete y dejámelo a mí", fue la instrucción que dió Mona antes de bajarse del coche a decirle a "mi comandante" que si nos daba chance de dejar el coche ahí. El poli, muy feliz por la cantidad de mordidas que iba recibir esa noche, dijo que sí, que lo dejáramos, pero que ya se quedaba ahí. Tras la recomendación de no dejarlo en la banqueta "porque ahorita nos los vamos a llevar a todos", volvimos a la caza de un lugarcín, el cual hallamos dentro del Velódromo, menos mal que no fue en la calle, caray.

Ya eran las diez. Caminando a toda prisa haciamos lo posible por llegar todavía siquiera a verlos decir "gracias, fue un placer". La travesía, que incluia obstáculos fabulosos como escaleras, puentes, grietas, vendedores ambulantes, policias malencarados y los usuales grietas y baches, se complicó aún más porque Mona, recién llegada de su chamba en Puebla, vino a dar con taconzotes que sin duda eran un martirio hasta que llegamos, cuando los Héroes del Silencio justo acababan de salir a escena.

Fue genial. Para una banda de clubes, como la calificó el mismo Bunbury, el Foro Sol, atiborrado como estaba en una noche de clima bastante clemente, les quedó chiquito. Tocaron todas las rolas fundamentales y dieron un muy buen show de luz y sonido, y lo más increíble es la gente coreaba todas las rolas, dicen que 60,000 asistentes.

El detalle simpático (¿Por qué no habría de haberlo?), fueron nuestros vecinos, los dealers de enfrente, que no bien se arrancaron con Bendecida, empezaron a rolarse un carrujo de mota que nos tuvo en las nubes a todos por ahí, no sólo por el hornazo insalvable, sino porque varios se acercaron a tratar de comprar. Amén de eso, y de que él y su novia dieron show, el recorrido por memory lane fue fascinante.

Ya nos amenazaban con irse, cuando regresaron, porque ¡claro! les faltaba lo fundamental, La Chispa Adecuada, que a la luz de unas 60,000 pantallas de celular y encendedores coreamos todos con harto gusto, porque aunque las letras de algunas rolas ya se empiezan a perder entre los bytes de la memoria, de esa sí nos acordamos.

Tramposo Bunbury: nos hicieron creer que ya se iban, y camino a la puerta escuchamos los acordes de una más. Los cuatro nos miramos: en ese mar de gente, salir con todos ellos iba a ser horrendo. Ni modo. Fue mejor así, como dijera Serrat, como partir sin decir adiós. Con el telón de fondo de los fuegos artificiales que cerraron el primero de los conciertos en el DF, el segundo en México, la aventura aún no acababa. Sin idea de dónde estábamos, dimos un vueltón bárbaro hasta el aeropuerto, para volver al sur, cansados, engentados y aturdidos, pero felices después de ese concierto que nos debíamos desde hacía ya diez años.

Por cierto, Bunbury se quejó amargamente: "En diez años han pasado muchas cosas, no todas buenas. Prendemos la radio y oimos grupos pop, música de kleenex, música desechable... ¿Hay algún productor de radio por aquí? Debe haberlo. Una sugerencia, señores: ¡apuesten por el rock and roll!"

Vaya que, a diez años, se antoja una apuesta redituable en todos sentidos.

martes, 2 de octubre de 2007

Diablo Guardián

Una chilangada es decir lo menos. Una novela inusual, fuera de lo común, más por la historia que por la narrativa, que siendo la némesis del Ulises de Joyce y su corriente de conciencia, se instala en la diarrea oral de un personaje que no acaba de ser Rosalba, ni acaba de ser Violetta, pero termina por convencerlo a uno de que la propia vida ha sido o muy buena o muy aburrida.

"Porque a las mujeres como yo no las conoces; las contraes. Como los matrimonios y las enfermedades y las deudas". La sentencia es fundamental en labios de esta pocha clasemediera venida a más, o a menos, según prefiera el cliente. La estrella de Diablo Guardían, la novela de Xavier Velasco que ganó el premio Alfaguara de Novela 2003, es una muchacha que no bien ha atravesado la barrera de los 25, ya confiesa tener más kilometraje que muchos de nosotros juntos.

La lectura tiende a ser amena por el estilo "platicadito", aunque es de una densidad tal que a veces es difícil de tragar. No es un libro para leer sin ganas...
VELASCO, Xavier (2006): Diablo Guardían. México, Alfaguara.

lunes, 1 de octubre de 2007

A Streetcar named desire

Fue en 1957 que el grandioso Elia Kazan llevó a la pantalla por primera vez esta genial obra de Tennessee Williams, en la que Marlon Brando y Vivien Leigh se encargaron de llenarla con un par de actuaciones memorables: el futuro padrino encarna a la representación del nuevo Estados Unidos de la postguerra, mientras que la bella ex-Scarlett nos muestra que sabe hacer más que ser bonita y batir las pestañas.

La versión de 1995 para la televisión también es tan grande que no cabe en ella: Alec Baldwin es el a veces patán y a veces encantador Kowalski, mientras que Jessica Lange se llevó el Globo de Oro por encarnar a la incomprendida, rayana en la locura, la ternura y el rencor, Blanche DuBouis.

(El año anterior ella se llevó el Óscar por encarnar a otra loca, en Blue Sky, which makes me wonder...)

Si eres un romántico y te gusta el cine de época, vela en blanco y negro, o si la prefieres a todo color, busca la "nueva" versión. Garantizadas por su genialidad ambas, y segurito las encuentras en Blockbuster.

Cinco palomitas. (Diremos diez, porque en realidad son dos cintas muy distintas).