Dos círculos perfectos, pequeños y plateados, con breves mensajes sobre el lomo grabados; dentro, dos arrobas y una fecha, esperando que suceda lo más inesperado. Dos mensajes que en tan sólo veinte letras, tal vez menos, hablan de dos promesas que son la misma línea continua pero desde dos extremos: uno allá en el sur, acariciando el Ande, encerrado en su cuarto al final del pasillo; otro entre los cerros y el calor, muy cerca del Río Bravo. La fecha, un día doce, marcada está en el calendario: es la cita y la hora a la que todo esto nos ha llevado. Siete mil kilómetros por medio esperan impacientes la hora de ser cero. Doce meses terminan lo que empezó y espera comenzar, ser nuevo y para siempre. Dos anillos que vamos a entregarnos: ya sólo faltan nuestros dedos, mi mano en la tuya, y un beso en los labios.
Para Rubén, nueve meses después, tres meses antes.
Si quieres tu tuit en un anillo, visita Bizzarias.
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