Dormí poco y mal. Ya es costumbre, la verdad. Me hubiese gustado pensar algo más elocuente, escribir algo como: qué grande es el amor que nos tenemos, que alcanza para cubrir el espacio que nos separa y el tiempo en que no estás aquí conmigo. Pero no. Este café soluble que es y no es tampoco ayuda. Pienso en tus manos, en tu piel, en la emoción de saberme tuya. Pero se me escapan las palabras y no sé cómo decirlo. Tengo frío, tengo calor, tengo sueño, tengo hambre. Pero no te tengo. O sí, pero lejos, que es lo mismo que no tenerte. Y te extraño, parece que desde siempre. Y me acuerdo que te extrañé toda la vida y qué bonito es ahora amarte y tenerte. Pero ya no sé cómo decirlo bonito. Ya no sé hacer versos ni poemas. Sólo recuerdo decirlo breve y bajito: te amo.
Hace 8 años.