jueves, 7 de agosto de 2014

Me equivoqué


—Ya no te amo.

Me hubiesen sobresaltado esas palabras de tu boca, en la oscura habitación, esa noche de lluvia y ventarrón, si no las hubiera sentido también en mi corazón. Me di la vuelta en la cama y me dormí. Al día siguiente ya no estabas cuando desperté, supuse que te fuiste para no volver; habías dejado la alianza en el cajón, asumí que ya no querías ser ni estar conmigo nunca más. Hice mi maleta, pero tuve buen cuidado de no guardar nada que me hiciera recordar, hasta dejé al anillo junto al tuyo en el cajón, conociéndote estarán juntos más tiempo que tú y yo. Me fui a la estación a esperar el autobús, esperaba escuchar detrás de mí un “no te vayas” que no llegó, así que abordé, me fui, escapé. Y mientras me alejaba pensaba que tal vez lo dijiste dormido y yo me equivoqué.