(A petición popular, dedicaré un día a la semana a compartir tips... para nuestra diva interior).
Las manos son nuestra carta más fuerte de presentación. Para las mujeres actuales, que cargamos con el complejo de cenicienta y no sólo nos requieren con la escoba en la cocina, sino también en cenas de negocios en palacio, tener unas manos bien cuidadas es fundamental, sin mencionar que es vergonzoso cuando el novio/marido/significant-other nos coge unas
manitas ásperas y secas, dignas de algún reptil.La sugerencia más sensata es:
usar guantes de plástico para hacer las tareas domésticas. En lo personal los encuentro incómodos y de mal gusto (me recuerdan a
Súper Chacha), así que pasemos a lo menos sensato pero harto funcional:
Para quitar a las manos el aspecto reseco y la sensación áspera, puedes recurrir a los n-más-1 tratamientos que existen (usé con mucho éxito uno de
Mary Kay durante años). Pero para bolsillos más modestos, y ciertamente más efectivos, prueba este:
Enjabónate las manos y luego échate un puñado de azúcar, frotándolo bien. Enjuaga. Ponte tu crema favorita. En la noche funciona mejor, y en la cara hace maravillas, pregúntenle a mi hermano, que le ha quitado a fondo las espinillas...
Si ya la cosa es de S.O.S, después del lavado de azúcar, prueba
untarte vaselina en las manos antes de dormir, y ponerte unos guantes de algodón (como los que usábamos en la escolta las niñas buenas), que deberás dejar toda la noche. Asegúrate de dar un masaje suave a las uñas, porque la vaselina las humecta, les quita la sensación quebradiza y hace que crezcan rápido y bonitas, mejor que comer gelatina.
Y por último,
nunca está de más cargar con un pomo de crema para las manos (yo uso la de
St. Ives y es maravillosa); nunca falta que debas lavarte las manos en baños públicos que, escatimando gastos, ponen jabones súper perfumados y que lastiman horrible la piel.