lunes, 3 de octubre de 2011

Selenographia

En las notas perdidas que hiciera Johannes Hevelius para su Selenographia, sive Lunae descriptio, se dice que añadió marcas poéticas que ya prefiguraban la nomenclatura que se le da a la geografía lunar. Dichas marcas, hoy perdidas, pasaron de boca en boca en la familia de uno de sus alumnos, hasta que la familia tuvo que dejar Danzig (hoy Gdansk), donde el astrónomo nació y murió en el siglo XVII, cuando las tropas soviéticas destrozaron la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial. La fidelidad de las notas, así como su origen, es cuestionable, dado que no quedan registros físicos de que Hevelius, efectivamente, las escribiera alguna vez. Además, el traqueteo del latín al alemán moderno, al inglés, al español, seguramente han lastimado su sentido originario, y puede que ni siquiera sean, de cierto, las ideas originales nacidas de la pluma del científico polaco.

Lacus Somniorum: imaginar un futuro posible, todavía invisible.
En el árbol muerto del invierno habita la esperanza: el sueño imposible de sus flores y sus frutos. Así, soñar despiertos es el ritmo creador de la vida.

Mare Frigoris: la muerte por la muerte misma.
La poesía del último aliento, el rapto de la agonía. La lucha del día y la noche; la incapacidad de dejar ir, de soltar(se).

Oceanus Procellarum: odio, desengaño, decepción.
Querer lo que se quiere y no lo que se puede. Condenar a toda la humanidad por lo que un solo hombre ha cometido.

Mare Serenitatis: las segundas oportunidades.
Cada día es una oportunidad de recomenzar, de reinventarse, de resurgir. Amanecer para reinventarse, no para repetirse.

Mare Imbrium: renovación.
Mudar de piel, cambiar de ser de tanto en tanto. La lluvia refrescante que se lleva lo viejo con ella y da paso a lo mejor.

Mare Tranquilitatis: el auto engaño, la mala fe.
La duda mata; la ignorancia deja vivir. Y siempre le vemos la misma cara a la Luna.

Sinus Aestum: cambio, vaivén, transformación.
Ninguna ola es igual a la anterior, y aun así, su monótono vaivén es un cambio estable. Sólo podemos estar seguros de que todo cambia.