El mérito de Mel Gibson, su equipo y su elenco, está justamente en ese hecho. Hacen algo que en el cine nacional no hemos visto nunca, y que se supone es el principio creativo de la ficción: inventar historias. Si quisiéramos saber si de verdad los mayas eran esa sociedad sanguinaria, aristócrata y manipuladora... leeríamos un libro.
Cuatro palomitas, porque es un poco cansado en seguir el maya... especialmente si jamás lo habías escuchado en tu vida.
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