miércoles, 24 de octubre de 2012

Sólo una vez


Yo creo que la gente ama sólo una vez. El resto de las veces son un simulacro, un intento incompleto, acaso inconcluso, pero en todo caso, fallido. Como cuando E. se creyó enamorado de mí. No me dijo nada, porque ya era demasiado tarde y yo había tomado el vuelo a Buenos Aires, esta vez para no volver. E. me escribía cartas desesperadas. No me pedía que volviera, pero ocultaba sus anhelos en frases hechas y chismes de antiguos colegas. “Te deseo mucha felicidad”. “A V. lo echaron del trabajo”. Para E. era fácil deslizar en el papel aquellas palabras porque en realidad no me amaba, ni me amó nunca, y ni aunque volviésemos a encontrarnos, me amaría. E. ya tuvo su oportunidad: una vez hace mucho tiempo, le rompieron el corazón. Conmigo quiere redimirse, pero es imposible. Yo amo a otro, y él ya no puede volver a amar.