jueves, 31 de octubre de 2013

El amor arruina


El amor no termina. Si terminara, sería como un río que brota en alguna parte y luego se pierde en el mar, sólo que un día dejó de brotar, cesó su cauce, agotó su viaje al fondo del océano. El amor no es así, no empieza un día y termina el otro, si así lo crees no entiendes nada. El amor se arruina. Se echa a perder, como las manzanas del frutero una tarde calurosa de primavera. Sí, el amor se arruina. Por eso te deja en ruinas, como si fueses un pueblo devastado, con casas derruidas y calles desoladas y polvorientas. El amor se arruina y te arruinas tú con él. Quedas como un cenicero lleno de colillas, afeando cualquier rincón, cualquier paisaje. Pero si se arruina, y no te arruinas tú con él, si no te destruye, si no te vuelve escombros y cenizas, entonces no era amor.

martes, 15 de octubre de 2013

Donde las palabras temen ser

Solía decir todo lo que pensaba, y sentía todo lo que decía, hasta que, qué ironía, la palabra dicha fue dejando heridas repartidas. Heridas en mis manos, que ya no podían asirse a los sueños que una vez las animaron. Heridas en mis pies, que ya no podían andar las sendas inexploradas del deseo. Heridas en mi cabeza, que ya no era capaz de imaginar otros mundos y otras imposibilidades. Heridas en mi corazón, que ya no amaba. Entonces mis manos agarraron lo cotidiano, mis pies caminaron por andar aunque sin rumbo, dejé de imaginar y ya no sentía nada. Entonces ya nunca más dije lo que pensaba, sospecho ahora que en realidad nadie lo dice nunca. Ahora floto sobre la inercia de la vida en un silencioso y dolorido “quizás”. Ahora todo lo que siento se pierde en el abismo de lo no dicho, donde las palabras temen ser.