lunes, 1 de septiembre de 2014

Mi pequeña


Mi pequeña, que ayer apenas me miraba desde su quietud, que sólo sonreía y parecía decirlo todo con la mirada de sus enormes y bellos ojos, que andaba pegada a mi cuerpo y sin mí no salía, puso sus dos piececitos sobre el suelo, se aferró con su manita a mi mano, y riendo a carcajadas y gritando de emoción, dio sus primeros pasos, en el parque de esa plaza en donde ha crecido tanto, entre esos árboles que ya conocen nuestros juegos y nuestros cantos, donde está ese columpio blanco en donde siempre nos mecemos largos ratos. Mi pequeña sigue siendo pequeña, sigue necesitando mi mano, mis mimos y mis cantos, pero ya sabe que bajo sus pies chiquitos se va haciendo su camino, ya se dio cuenta de que tiene su propia risa y su propia voz, y ahora sabe cómo y de qué se trata vivir feliz.