Parece que Robert Downey Jr. nació para ser Tony Stark. La arrogancia, el encanto y la vibra donjuanezca de este personaje le van al actor como anillo al dedo, y ciertamente su interpretación de hace dos años, y su sorpresiva aparición al final de The Incredible Hulk, ya anunciaban que una secuela estaba por venir.
En Ironman 2 no sobran los efectos impresionantes al cobijo de una historia bien llevada, entretenida, y como es de esperar en las creaciones de Stan Lee, llena de mucha acción y aventura. Y en esta entrega, la película termina siendo una historia de amor entre Pepper Potts (Gwyneth Paltrow), y el héroe de la cinta, aunque es de esas relaciones pasivo-agresivas que a veces es difícil sugerir a la audiencia. También me gustó Don Cheadle haciendo mancuerna con Downey, y qué decir de Samuel L. Jackson como Nick Fury.
La primera me encantó; a esta como que le faltó algo... pero no he decidido qué. Cuatro palomitas.
Hace 8 años.
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