viernes, 28 de octubre de 2011

Romance del gato y la Luna


La Luna ama al gato blanco, y siempre lo espera al pardear la tarde.
El gato blanco se asoma a buscar a la Luna, y al ronronear parece que la llama.
La Luna es fiel a la cita. El gato blanco, desde la ventana, sonríe y ronronea.
El gato ama a la Luna desde la distancia; sabe que, si se acerca, no podría contemplarla en su inmensidad.
La Luna ama al gato blanco que la ama. Su idilio es mirarse con sigilo a la distancia.
El gato mira a la Luna, seguro de que ella lo mira de vuelta.
La Luna ama al gato blanco, desde su infinito silencio.
El gato blanco se da baños de Luna, esperando impregnar su pelaje de un aroma que apenas adivina.
La Luna está llena. Su luz se refleja en los bigotes del gato blanco, como una caricia atrevida.
El gato blanco se deja alumbrar por la luz de la Luna. Espera que ella le indique el camino hacia la felicidad.
La Luna desea esos bigotes que visten de sueños al gato blanco.
El gato blanco se imagina en la Luna. Sería un gato lunar abrazado a su blancura por una eternidad.
La Luna observa al gato: su pelo blanco la invita pensar que es un poco lunar.
El gato lunar retoza en la hierba. La Luna sonríe. Su amor distante es complicidad y ternura.
Al alba, el gato blanco se despide de la Luna y se sonríe.
Al alba, la Luna dice adiós a su gato blanco y se sonroja.
El amor del gato blanco y la Luna tiene tintes de leyenda.
Ellos lo ignoran, felices, con los ojos llenos de mirarse.

Para William.

domingo, 16 de octubre de 2011

Lo que quiero decir


Que sale el Sol hasta en las mañanas nubladas.
Que la Luna es un lindo lugar para dar un paseo.
Que me llenas la vida de flores.
Que todo cabe en suspiro, y entre suspiro y suspiro cabe sólo un beso.
Que te quiero perfumándome las sábanas con el aroma de tu cuerpo.
Que quisiera tener vida de sobra para dártela.
Que hay tanto que no entiendo, pero que lo siento.
Que todo va a pasar cuando tenga que pasar.
Que no tengo miedo.
Eso y quizá mucho más
es lo que quiero decir, cuando te digo que te amo.

viernes, 7 de octubre de 2011

No importa


En el parque, el niño lanza migas de pan sin importarle que lo mismo las comen las palomas que los cuervos.

Así también el sol: brilla lo mismo sobre el rey que sobre el mendigo.

Y el aire, tan necesario, está para que tú y yo lo respiremos sin esfuerzo.

Y es que no importa: ningún esfuerzo es vano. Ninguna soledad es definitiva. Ningún momento, o parte de un momento, ocurren para nada.

No importa por qué: lo que importa es descubrir para qué.

lunes, 3 de octubre de 2011

Selenographia

En las notas perdidas que hiciera Johannes Hevelius para su Selenographia, sive Lunae descriptio, se dice que añadió marcas poéticas que ya prefiguraban la nomenclatura que se le da a la geografía lunar. Dichas marcas, hoy perdidas, pasaron de boca en boca en la familia de uno de sus alumnos, hasta que la familia tuvo que dejar Danzig (hoy Gdansk), donde el astrónomo nació y murió en el siglo XVII, cuando las tropas soviéticas destrozaron la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial. La fidelidad de las notas, así como su origen, es cuestionable, dado que no quedan registros físicos de que Hevelius, efectivamente, las escribiera alguna vez. Además, el traqueteo del latín al alemán moderno, al inglés, al español, seguramente han lastimado su sentido originario, y puede que ni siquiera sean, de cierto, las ideas originales nacidas de la pluma del científico polaco.

Lacus Somniorum: imaginar un futuro posible, todavía invisible.
En el árbol muerto del invierno habita la esperanza: el sueño imposible de sus flores y sus frutos. Así, soñar despiertos es el ritmo creador de la vida.

Mare Frigoris: la muerte por la muerte misma.
La poesía del último aliento, el rapto de la agonía. La lucha del día y la noche; la incapacidad de dejar ir, de soltar(se).

Oceanus Procellarum: odio, desengaño, decepción.
Querer lo que se quiere y no lo que se puede. Condenar a toda la humanidad por lo que un solo hombre ha cometido.

Mare Serenitatis: las segundas oportunidades.
Cada día es una oportunidad de recomenzar, de reinventarse, de resurgir. Amanecer para reinventarse, no para repetirse.

Mare Imbrium: renovación.
Mudar de piel, cambiar de ser de tanto en tanto. La lluvia refrescante que se lleva lo viejo con ella y da paso a lo mejor.

Mare Tranquilitatis: el auto engaño, la mala fe.
La duda mata; la ignorancia deja vivir. Y siempre le vemos la misma cara a la Luna.

Sinus Aestum: cambio, vaivén, transformación.
Ninguna ola es igual a la anterior, y aun así, su monótono vaivén es un cambio estable. Sólo podemos estar seguros de que todo cambia.