De 5 a 5, seis meses. Se van en un parpadeo: el que hice cuando te vi, tras seis meses, esperándome en el aeropuerto. Pasaron así, en un abrir y cerrar de ojos. Esos ojos que un 5, seis meses antes, estaban cerrados, llorosos, angustiados, y yo, hecha un ovillo en mi cama, abrazando un recuerdo que todavía tenía tu perfume y una soledad tan grande que no cabíamos las dos en la cama. Un 5 que tres meses antes tenía a mis ojos con ansias de verte, con hartazgo de esperarte, con ganas de abarcar los 7000 kilómetros que nos separaban de una sola mirada. O sencillamente, de columpiarse un rato, un ratito más sobre los tuyos. El último 5, el más deseado, mis ojos te buscaron tras esas ojeras de insomnios solitarios, y al fin te encontraron. Fue el más largo y doloroso parpadeo, pero ya habías llegado.
Hace 8 años.
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