viernes, 30 de marzo de 2012

Me desconcierta

Hay cosas que me calientan la cabeza, que no son el sol de primavera ni los gorros invernales. No son los sombreros en verano, ni un té caliente una tarde de lluvia. No son los problemas, ni el tiempo y la distancia. Tampoco es la duda, la mía ni la suya. No son tanto las mentiras, sino los desdecires: lo que se dice y luego se desdice, que podría ser verdad si no fuera mentira, pero ya dicho es la verdad y de pronto, con un hecho deja de serlo y ya. Me calienta la cabeza que me miren y me digan, y luego vayan y hagan todo lo contrario. Me desconcierta que me digan que no haga y luego vayan y lo hagan. Me inquieta que se deba recurrir a la promesa porque la sola palabra ya no vale nada. Me calienta la cabeza y vaya que me desconcierta.