lunes, 5 de mayo de 2014

Hoy te vi


Hoy pasé otra vez por la plaza de tu pueblo, y por esa banca entre los naranjos en la que te sentabas a hacer la tarea y a soñar, y, tal vez por el calor, tal vez por el cansancio, me pareció verte ahí sentado con un libro entre las manos. ¿A quién estarías esperando? Parecía que llevabas ahí mucho tiempo, tal vez años. ¿Estarías esperándome? No creo, pues a tu vida llegué algo tarde. Te veías como ese muchacho de cabello alborotado y ojos grandes y brillantes que a veces todavía se asoma, ingenuo, cuando compartimos una risa y un cigarrillo. Ese que está ahí debajo de tanto cansancio y tanto tedio. Quise saludar, pero no habría soportado que no me reconocieras: he perdido mi cara de muchacha. Quise parar, pero pasé de largo, porque te veías como un recuerdo, pero uno que no era, que nunca será, mío.