jueves, 20 de agosto de 2009

Yoshi


Esta tarde, llegué a mi casa y me puse a tocar el violín. A Yoshi le gustaba echarse y escuchar. Quiero pensar que esta tarde, también, se echó a escucharme batallar con ligaduras y corcheas, y murió.

Yoshi fue un buen perro. De pocas criaturas podemos decir que las conocimos de la cuna a la tumba. Quizá sólo quepa pensar así de los hermanos. Llegó a nosotros hace once años, apenas un bebé. Le gustaba cantar, aullando fortísimo, a veces a las cinco de la mañana. También le gustaba escuchar la música: se echaba al lado de mi padre mientras tocaba la guitarra, o a los pies de mi hermano mientras tocaba el violín. Nos divertía su cara de sorpresa a la voz de "¿Quieres?", esperando siempre un sabroso premio.

Siempre será un gran perro.

Creo que hay cosas en la vida que la hacen un poquito más fría, más gris. Hoy puse el cuerpo de mi perro en una bolsa. Esa es una de ellas.

Pero creo también que hay cosas en la vida que la hacen brillante, emocionante, apasionante y feliz. Tener un perro en tu vida, algún perro alguna vez en tu vida, es una de ellas.

4 comments:

Dios de la Olivetti

Es cierto... La brevedad de tu post me record'o que certero uno se vuelve con las palabras cuando los hechos te forzan. Lamento, en todo caso su partida.

Saludos y 'animo :)

Nadia L. Orozco

Gracias Katya.

Alejandro Vargas

Mucho ánimo. Pasé por algo similar hace tiempo. Sólo queda desear ánimo.

Saludos!

Kvvanchai

Hay Nadia... y yo que sufrí cuando desapareció mi gato dos días la semana pasada... Te entiendo ¡Un abrazo!