miércoles, 26 de septiembre de 2012

Las sabe


La vemos sentada en el borde de la piscina. Abraza sus rodillas y mira la luna reflejada en el agua quieta. Es un agua oscura, como sus ojos, pero no lo notamos en medio de esa penumbra. La vemos pensar: frunce el ceño. Podríamos hacer un esfuerzo y escuchar, más allá de la quietud de la noche, de los insectos cantores, qué está pensando. La vemos pensar y con un poco de imaginación, la escuchamos. Pero no la escuchamos: sabemos. Sabemos que está pensando que sabe que hay muchas formas de romper un corazón. Sabe que sabemos que las ha probado todas. Quizá las haya inventado. Las sabe. Uno de sus suspiros rompe el silencio, como un cristal. La vemos rodar, precipitarse al fondo de la piscina. Sabemos que sabe que como Virginia, sus bolsillos están llenos de rocas. La vemos morir. Sabemos que sabía, aunque en realidad, nunca sabes.