Fue una buena cosa que Lost se llevara el Globo de Oro como mejor serie dramática del 2005, pese a que Prision Break es también maravillosa y era una digna contendiente. (En realidad, las series sobre doctores y sobre amas de casa ya me tienen fastidiada, por eso los reos están padrísimos).
En realidad, Lost es una serie totalmente diferente a lo que se había visto hasta ahora. No es totalmente un drama, ni una comedia, ni un thriller; sus personajes protagónicos presentan los claroscuros de la personalidad humana (más allá de distinciones maniqueas de ‘bien’ y ‘mal’); está realizada de forma excelente (basta ver el capítulo I, donde se estrella el avión); y la trama es muy impredecible, lo cual la llena de sorpresas. Toda una experiencia postmoderna.
¡Ya urge ver la segunda temporada!
NOTA AL PIE: Wentworth Miller debió ser el mejor actor de serie dramática...
Hace 8 años.
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