
En su forma contemporánea, es el Estado el que ejerce una función de poder, ya que, en teoría, tiene el monopolio de la fuerza según lo explica Weber. Y el ámbito del Estado es sobre todo político. Dice un proverbio africano que “hasta que los leones aprendan a hablar, las historias seguirán vanagloriando al cazador”. Lo mismo aplica en este caso. La Historia que conocemos, que aprendemos, que repetimos y enseñamos desde la escuela, es una historia inventada por el hombre. Y, desde luego, no es la historia de todos los hombres: es la de los vencedores.

Pero lo mismo vale para todo vencedor que logra instalarse en el poder. Recordemos cualquier proceso político. El más claro es la revolución: el triunfo de una facción significa la sucesiva aniquilación de las fuerzas disidentes. Pregúntele a los cristeros, a los troskistas, a Robespierre... Puede ser mucho más complejo de explicar, pero el mecanismo es así de sencillo.
¿Y qué más hay en el libro de Brown? Los invito mañana a un viaje mágico y misterioso sobre el tema más espinozo que aparece en El Código: la mujer.
serie codigo
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