martes, 5 de febrero de 2008

El Evangelio de Judas Iscariote 2

Apocalípticos y Gnósticos

Para comprender el significado del hallazgo del Evangelio de Judas, nos dice Ehrman, es necesario entender el contexto en el cual se origina. Si bien la datación de carbono 14 nos dice que el papiro es de entre 220 y 380 AD, los estudiosos piensan que el códice es una copia en copto de un original griego, probablemente producido en el siglo II AC, unos 100 años después de que se produjeran los evangelios canónicos (Juan, Lucas, Marco y Mateo).

Para Ehrman, las influencias en los evangelios canónicos y en otros textos del cristianismo temprano de los que disponemos, tienen una, otra o ambas influencias: apocalipticismo y gnosticismo. Si bien es importante ubicar el texto dentro de una categoría de estudio, hay que recalcar que esto es bastante complicado porque, para desgracia de los científicos sociales, la realidad no siempre se atiene a las categorías creadas para explicarla, como es el caso de estos dos términos. Pero en aras de economizar, y por ponerlo en una nuez, la explicación va como sigue:

Apocalípticos y Gnósticos son movimientos intelectuales y teológicos de reacción, esto es, surgen como una respuesta plausible en un momento de crisis en el que el conocimiento convencional no da para más, por decirlo de alguna manera. Este momento de crisis era para el judaísmo la dominación romana, cuya primera respuesta lógica, según Ehrman, fue "apeguémonos a la ley de Dios y Él nos ayudará". Pero aún con el estricto seguimiento de Su ley, Dios no ayudó. Es entonces cuando entran a escena los apocalípticos: predicadores que anunciaban que Dios vendría a la Tierra a premiar a justos y castigar pecadores, y liberaría a Su pueblo para gloria eterna. (Es claro, apunta Ehrman, que Jesús era esta clase de predicador, y si damos un repaso rápido a los evangelios, vemos que es así). La cuestión es que la llegada del Señor era inminente: "De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino" (Mt. 16:28)

Para sorpresa de todos... el Señor no llegó. Y es aquí donde entran los gnósticos. (Ojo: estoy siendo terriblemente simplista). Y ellos decían: "la razón por la cual Dios no ha venido, es porque se trata de un falso dios". Y aparece toda la cosmovisión gnóstica que, en resumen, nos dice que, en un principio, el Dios verdadero (el Auto-generado o Allogenes) creó por su voluntad a los eones, que constituyen la pleuroma o región de luz. Uno de estos eones, Sofía, en actitud francamente rebelde, creo una deidad menor llamada Yalbaoth o conocido como el Demiurgo, que se identifica con el dios del Viejo Testamento, que creó al mundo material y todo lo que en él se encuentra. Los hombres también fueron creados por esta deidad inferior y malvada, pero conservan en su espíritu una chispa de divinidad, y Jesús, según la visión gnóstica, ha venido a enseñarnos la gnosisis, o el conocimiento para superar este mundo material y volver a la región de luz, a donde pertenecemos.

Tomando en cuenta estas categorías simplistas, el Evangelio de Judas Iscariote es un texto gnóstico.

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