jueves, 7 de febrero de 2008

El Evangelio de Judas Iscariote 4

Las buenas noticias de Judas

En los evangelios canónicos, las imágenes recurrentes son de Jesús enseñando a las multitudes y luego, en privado, aclarando o afinando los detalles de sus enseñanzas a sus discípulos, a veces para gran frustración de él (Mt. 16:5-12).

En el Evangelio de Judas esto no es la excepción. Y así comienza el documento:

El recuento secreto de la revelación que Jesús dió en conversación a Judas Iscariote, una semana antes de que celebrara la Pascua.


El documento narra que, estando los apóstoles reunidos, celebraban una comida, parecida a la eucaristía, cuando Jesús llega y se ríe de ellos. Ofendidos, preguntan la razón de su burla, y Jesús les remarca que no se burla de ellos, sino del hecho de que no han comprendido: el dios al que ofrecen esa comida no es el Dios verdadero, y si alguno tiene la fuerza para confrontarlo, puede hacerlo en ese momento. Aunque todos admiten poder hacerlo, nadie se atreve, salvo Judas, que se levanta y, sin mirar a la cara al maestro, le dice:
Sé quien eres y de dónde vienes. Eres del Reino inmortal de Barbelo. Y no soy digno de pronunciar el nombre del que te ha enviado.
Jesús, aparentemente complacido, llama a Judas aparte y le dice que a él revelará los secretos del Reino, que no es otra cosa sino un recuento del mito gnóstico que hemos discutido antes.

Más adelante, Judas comenta con Jesús una visión que ha tenido: los otros apóstoles le matan a pedradas. Jesús explica esta visión, diciendo:
Tú serás el decimotercero, y serás maldecido por otras generaciones, pero vendrás a gobernar sobre ellas. En los últimos días maldecirán tu ascensión sobre la santa generación.
(Jesús, o más bien, el autor del Evangelio de Judas parece que conoce del Libro de Hechos del Nuevo Testamento, donde al inicio los apóstoles reemplazan a Judas con Matías: el nuevo 12. Por tanto, Judas será el 13).

Judas, aunque ahora comprende que una chispa divina reside en todos nosotros, y es por nuestro conocimiento que trascendemos este mundo material y llegamos de vuelta al Reino, parece consternado por lo que debe hacer (traicionar a Jesús), pero él lo tranquiliza:
Tú excederás todos. Porque tú sacrificarás al hombre que me arropa.
Siendo esta la línea determinante en todo el documento: Judas "liberará" a Jesús al entregarlo a la muerte; le permitirá trascender su existencia material y volver al Reino. Al final, Jesús agrega:
Te lo he revelado todo. Levanta tus ojos y mira a la nube y a la luz dentro de ella y las estrellas que la rodean. La estrella que las guía es tu estrella.
El Evangelio termina cuando Judas entrega a Jesús.

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