lunes, 12 de septiembre de 2011

Déjame ser

Me he hecho el hábito de amarte, entre el café de la mañana y nuestra primera canción. Entre los libros de Arendt y de Borges, los muros de la Biblioteca, el almuerzo de las doce y el segundo café del día que todavía hoy me gusta tomar negro.
Ya no me acuerdo cómo era la vida antes de tenerte. ¿Me llamaba así, o me decían de otra manera? Mi nombre, todos mis nombres, sólo hacen sentido si los dices tú.
Y ahora que me he hecho el hábito de amarte, déjame ser la fuerza que te falte, que aunque mis manos son pequeñas, están prestas siempre para ayudarte. Déjame ser tu voz cuando te falte el aire, que aunque a veces puede ser dulce y serena, también sabe gritar, sobre todo cuando grita al viento que te quiero.
Déjame ser tus pasos, y andar de tu mano tus caminos que conozco y amo por tus letras y palabras, que aunque mis pies estén cansados siempre los hallarás dispuestos a seguirte a dónde sea que los tuyos decidan llevarlos.
Déjame ser el aliento si te falta, la fe cuando te falle, la manta que te arrope, el agua que sacie tu sed y el viento que te despeine.
Déjame ser la mujer que te ame, porque, de todas formas, a pesar de todo, ya soy toda tuya.

2 comments:

Rodolfo Hernández Ojesto
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rodolfo Hernández Ojesto

Vivo encantado con tus escritos. Cualquier comentario seria pequeño, me quedo con muchas cosas en la imaginación y el alma. Contágiame de tu manera ver las palabras y acomodarlas de esa forma tan poética, tan natural, tan sensible. Saludos, Nadia...Rodolfo Hernández Ojesto