miércoles, 14 de diciembre de 2005

Mi madre... ¡podría tener razón!

De acuerdo con un estudio de la Oregon State University, el polo norte magnético de la Tierra se ha desplazado 1100 kilómetros a una velocidad incremental en los últimos años, y señalan que, a este paso, podría cambiar de posición: en lugar de hallarse en Canadá, podría acabar en Siberia, trayendo como consecuencia el espectáculo de la aurora boreal en Europa.



¿Es de alarmarse? Probablemente no. Pero también es probable que este fenómeno tenga alguna relación con, por ejemplo, el encallamiento de ballenas y delfines en playas en las que no se supone que deban estar.

(Sabemos que estos animales, además de otros como peces, aves e insectos, hacen migraciones anuales para cambiar de hábitat. Lo que no sabemos es cómo lo hacen, y una explicación puede ser la navegación magnética).

Según el informe, y según mi madre (quien ha estudiado física y electromagnetismo), este fenómeno podría tener distintas consecuencias: el inicio de una nueva glaciación, y además podría afectar la navegación aérea, las telecomunicaciones y, por supuesto, el clima.