Pensé que mi sistema era absolutamente incapaz de metabolizar tres cosas: las algas del sushi, el contry y los discos en vivo. Sobre las algas todavía tengo razón, pero había que escuchar At Folsom Prision, toda una leyenda de la música gringa, y un disco que fue de los más vendidos -si no es que el más vendido, en 1968, para curarme en salud de mis otras dos alergias inmemoriales.
La grabación es genial: el carisma de Johnny Cash, la energía de una banda que tenía más de una década de tocar juntos, una audiencia que, como dijera el propio Cash, no había tenido un buen día en mucho, mucho tiempo, hace de este disco una experiencia única. Muy recomendable, si después de Walk the Line fue inevitable que quisieras saber quién fue el hombre de negro que casi le da un Oscar a Joaquin Phoenix.
Una probadita:
Hace 1 año.
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