miércoles, 21 de junio de 2006

Distopia

Después de ver por primera vez A Clockwork Orange de Kubrik, me dieron ganas de hacer varias cosas:

La banda1. Organizar a la banda y buscar un poco de ultraviolence.
2. Debrayar un rato acerca de los sistemas de exclusión de Foucault.
3. Reflexionar acerca del condicionamiento que le aplican a Alex.
4. Escribir un ensayo sobre la moral del narrador.
5. Salir a cenar.

Como la banda estaba ocupada, Foucault es indigerible de noche, el condicionamiento es tan interesante como la plática de un grupo de niñas fresa, y la moral de Alex es a fin de cuentas suya, la última opción fue la ganadora.

Sin embargo, en los días siguientes he estado dándole vueltas a una frasesita de la película que me llamó la atención: Cuando un hombre deja de tener elección, deja de ser un hombre.

Googleando la cinta en cuestión, y al autor del libro en el que está basada, me encontré con este término: distopia. Anthony Burgess (¡que suena muchísimo a Borges!) según entiendo, estuvo influenciado por eventos como la WWII, para crear una distopia: una anti-utopía en la que todo es horrible, y que sirve de llamado de 'alerta' sobre el curso de acción actual que puede llevarnos, a menos de que algo sea hecho, a ese escenario infernal, caótico, totalitario, represivo y casi inhumano.

(Siempre me hago este tipo de telenovelas en la cabeza:)

Pensando en aquella frase y la idea de la distopia, me da la impresión de que la película plantea que el peor de los mundos posibles es uno en el que no tienes poder de decisión. ¿Estaremos ya viviendo esa distopia burgiana? SÍ: No importa que al ir al súper tenga 450 marcas distintas de shampoo para escoger: al final mi criterio de selección ya está condicionado a ciertos patrones sociales (de belleza, de higiene) que van a guíarla, patrones que, por otra parte, yo no pude elegir jamás.

(¡¡Buuuh!! Qué depresión...)
Infierno

Si hemos dejado de tener elección, estamos sumidos en un hambre de alma, incapaces de identificar y manifestar nuestro ser, condicionados a vivir en este infiernito que nos hemos inventado...



Y cuando veo los encabezados de los diarios, sólo puedo pensar: en efecto...