viernes, 26 de agosto de 2005

Santa Catarina


Hoy celebraré mi cumpleaños en un lugarcito de Coyoacán que se llama "Mesón Antigua Santa Catarina".
(Hay que aclararlo, porque más de un despistado me felicitó por adelantado: mis 26 primaveras no llegan sino hasta el domingo, a las 2:30 de la tarde).
Conocí ese lugar gracias a mi querido Charles, y me parece que he vuelto ahí miles de veces. Es un lugar muy apacible: por las tardes, sentarse en esa plaza acompañado de un buen café y de algún ejemplar grato (como La insoportable levedad del ser) me hace olvidarme de esta ciudad de locos y de todo lo que hay de malo en ella.
Pienso en ese libro, y vuelve a mí una de sus ideas fundamentales: la vida es un borrador sin cuadro. No hay posibilidades de saber qué decisiones serán más o menos afortunadas, porque tenemos que vivirlo todo a la primera.
¿Cuántas veces no me habré equivocado? ¿Cuántas más no lo he de hacer? Pero hay una verdad irrefutable: la vida no es examen, así que te puedes equivocar.