Ya hasta parece la rutina del mes: paso por la Polla, nos lanzamos por Lore, y de ahí hacemos el recorrido (a veces largo e interminable, pero siempre fructífero en términos de chal) hasta el Auditorio Nacional (el mes pasado tocó ver a La Quinta Estación, ¡genial!).
Esta vez, el chal fue más bien una pesquisa para determinar cuál era la cosa más genial que podría una gritarle a Alejandro Sanz, de manera que el pobre hombre se sonrojase hasta las orejas y lo recordara toda la vida.
(La idea era de Polla, que por supuesto espera aparecer en las extra features del DVD, bajo el título de "Cosas que le gritan a Alejandro en los conciertos").
Por supuesto, como las damas que somos, las vulgaridades que se nos ocurrían no eran para nada geniales, y ya habíamos llegado al Auditorio cuando Polla pensó, por supuesto, que sería una buena idea preguntarle a alguien... así que para mí consternación y mientras avanzaba con lentitud la fila para entrar al estacionamiento, ella bajó cristal de la ventana y se dispuso a cazar a cualquier albañil-taxista-u-lo-que-sea que pudiera proveernos de esa valiosa información.
Sin éxito, para su desilusión y nuestra tranquilidad, estacionamos el auto. Lore divisó a dos muchachas con franelitas, de esas que son viene-viene en el estacionamiento, y sugirió que ellas de seguro se sabían alguno.
(Por cierto, la peor leperada que me han dicho no vino de un albañil, ni de un taxista, ni de un tipejo en la calle, sino de un amigo con un par de copas encima...)
Polla estuvo de acuerdo y abordo a las dos mujeres, para sorpresa de Lore y preocupación mía, ya que seguimos caminando unos pasos y de lejos observamos a las dos franeleritas sonrojarse ante los ejemplos que Polla sugería para animarlas.
(Polla, hace tres años, aguardó pacientemente un momento de silencio en el Auditorio, y cuando éste llegó, gritó a todo pulmón: "¡Quiero un hijo tuyo!" En el momento, al pobre de Alejandro le ha de haber dado mucha risa... ¡si hubiera sabido!)
Las franeleras, según Polla, decidieron guardar sus piropos pícaros para ellas mismas, y Polla llegó sin mucha idea de qué iba a llenar su boca para lanzarle al muñequito español que estaba a pocos minutos de iniciar el primero de sus conciertos en México.
(Hace unos 13 años, cuando Alejandro vino por primera vez a México, sonaban "Pisando Fuerte" y "Si tú me miras", y yo me morí de la envidia cuando mi amiga Natalia llegó un día toda felicidad a contarnos que había ido a verlo... ¡¡por supuesto, anoche YO era toda felicidad!!)
Antes de entrar, el cigarrito era de ley. En eso un tipo se nos acerca muy jovialmente a pedir encendedor, y resultó ser conocido de Lore y de su marido, bastante simpático y con inclinaciones postmodernas. Desde luego, Polla no reparó en preguntarle qué sería lo peor que le podrían decir, pero al no obtener más que un 'pásalas', perdimos el interés en él y al poco tiempo se fue.
Ya en vivo y en directo, El Tren de los Momentos es otra cosa, y sobre todo lo es ver a Alejandro, quien literalmente ha envejecido con nosotras, tocar y cantar y bailar en vivo. Guapo, sencillo, feliz de salir a escena, cantó desde los temas más populares de su carrera, como "Amiga mía", hasta las novedades que nos trae en su nueva producción.
(Nadie como Sanz para crear imágenes tan fuertes como "cuando nadie me ve no me limita la piel", "llenarte los bolsillos de guerras ganadas", "quisiera ser el aire que escapa de tu risa", o "quiero morir en tu veneno".)
Una producción fenomenal hizo de este concierto una experiencia única. También la hicieron única la pareja gay que al lado de Lore se hizo arrumacos todo el concierto, la pareja que al lado mío contrastaba con aquellos (el novio hizo todo lo posible por demostrarle a la mujer que "estoy aquí a h..."), y la mujer detrás de Polla (Polla hizo hincapié en la necesidad de sentarse en medio de Lore y de mí para avergonzarnos por igual a las dos) que no dejaba de empujar, dar de codazos y gritar en nuestras orejas...
(Otra cosa fenomenal fue el "intermedio acústico", en el que el bonito salió y él, todo solito, tomó una guitarra acústica y tocó y cantó un flamenco como nadie que hubiera visto tocar y cantar flamenco... breathtaking, chequen nomás...)
Entre el "papi" y los gritos locos, Polla sólo logró aventar un "guapísimo" y "sexy" por aquí y por allá. Por supuesto, mientras la banda tocaba "Corazón partío" y una de las coristas se le acercó a nuestro Alejandro con un contoneo peligroso, los gritos histéricos no se hicieron esperar y hasta oí a la Polla lanzar un "!zorrra¡" detrás de mi enfurecido "!perrra¡".
(La verdad es que, con todo, no podemos quejarnos. Es un genio musical que se entrega en el escenario, y así nos cantó a tod@s pero a cada un@. Además, es un sexy, en serio. Siempre me ha parecido que el acento español es como "apretadito", y palabras como "niña" o "corazón" salidas de su boca son un deleite... ¡Bueno, hasta el "me vale madres" suena precioso!)
Desde luego quedaba la duda: ¿quién se llevaría las palmas por la cosa más genial que se le podía gritar a Alejandro Sanz en un concierto? Después de un rato quedó claro que la genialidad no vendría de la cosa en sí, sino de la fuente... un ronco, sonoro y muy masculino "bizcocho" llenó de pronto el espacio al rededor de nosotras... sin duda se llevó la noche...
Hace 1 año.
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