Este domingo no hubo cinito (no hay muchas cosas interesantes en cartelera), así que tuve que recurrir a mi pequeña colección de DVD’s y seleccioné Grandes Esperanzas, una película del director mexicano Alfonso Cuarón (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, Y tu mamá también), estelarizada por Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow, y basada en la novela homónima del escritor inglés Charles Dickens.
La visión del director es maravillosa: retrata las memorias de la vida de sus personajes con el detalle y la visión (parcial) del narrador. Su uso de los paisajes costeños, de la ciudad de Nueva York, de los momentos que mueven los corazones de los personajes, envuelve a la audiencia en una trama que todos conocemos bien (enamorarte de un imposible, ¡Cómo no!).
La vida de los personajes se entrelaza, se cruza, se aleja y se contrapone. Sus vidas giran en torno a una memoria individual (la loca Dinsmoore y su añejo desengaño amoroso, la visión de Finn de una niñita en un jardín olvidado, el primer amor de Stella, la ayuda inesperada que un niño brinda a Lustig) que ultimadamente guía sus acciones y afecta al resto de los personajes.
“Voy a contar la historia no como ocurrió, sino como la recuerdo”, comienza el narrador, Finn Bell, un pintor que abandonó su vida de pobreza y mediocridad por alcanzar un sueño. ¿Y no hacemos eso todos? Al final, siempre existe mi verdad, la tuya, y La Verdad.
La visión del director es maravillosa: retrata las memorias de la vida de sus personajes con el detalle y la visión (parcial) del narrador. Su uso de los paisajes costeños, de la ciudad de Nueva York, de los momentos que mueven los corazones de los personajes, envuelve a la audiencia en una trama que todos conocemos bien (enamorarte de un imposible, ¡Cómo no!).
La vida de los personajes se entrelaza, se cruza, se aleja y se contrapone. Sus vidas giran en torno a una memoria individual (la loca Dinsmoore y su añejo desengaño amoroso, la visión de Finn de una niñita en un jardín olvidado, el primer amor de Stella, la ayuda inesperada que un niño brinda a Lustig) que ultimadamente guía sus acciones y afecta al resto de los personajes.
“Voy a contar la historia no como ocurrió, sino como la recuerdo”, comienza el narrador, Finn Bell, un pintor que abandonó su vida de pobreza y mediocridad por alcanzar un sueño. ¿Y no hacemos eso todos? Al final, siempre existe mi verdad, la tuya, y La Verdad.
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