Hace poco, por azares del destino, me topé con una mujer llamada Francisca. Con mi candor e indiscreción característicos, me animé a decirle: “¡Qué nombre tan bonito!”. Ella me miró con ojos de incredulidad y contestó: “Eres la primera persona que me dice eso. A mí no me gusta”.
A mí me parece precioso. Me hace pensar de inmediato en una mujer fuerte, decidida, que no le teme a nada. Me recuerda a las famosas adelitas, esas mujeres de la época de la Revolución Mexicana que andaban con enaguas y cananas en la bola, peleando al lado de sus hombres.
De cualquier manera, ¿qué es un nombre? Al final, es todo lo que somos, y todo lo que tenemos.
A mí me parece precioso. Me hace pensar de inmediato en una mujer fuerte, decidida, que no le teme a nada. Me recuerda a las famosas adelitas, esas mujeres de la época de la Revolución Mexicana que andaban con enaguas y cananas en la bola, peleando al lado de sus hombres.
De cualquier manera, ¿qué es un nombre? Al final, es todo lo que somos, y todo lo que tenemos.
"Si (como el griego afirma en el Cratilo)
el nombre es el arquetipo de la cosa,
en las letras de rosa está la rosa
y todo el Nilo en la palabra Nilo. "
El Golem (fragmento, 1958)
Jorge Luis Borges
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