martes, 20 de septiembre de 2005

Matrimonio entre el cielo y el infierno

¿Qué le da peso a tu existencia?

Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.
Milan Kundera, La insoportable levedad del ser


No recuerdo exactamente en qué momento pasó, pero de repente, Anwar se convirtió en uno de mis mejores amigos. Confidente y consejero, es una de las personas que, pese a su pesimismo endémico, me hace muy feliz. Tiene una visión tan peculiar de la vida que me divierte muchísimo, y generalmente siempre me dice cosas que me dejan pensando.

(Anwar insiste en que las cosas que me pasan –y miren que me ha pasado de todo-, sólo podrían pasarme a mí: parece que el resto de la gente es inmune al infame sentido del humor de Dios).

La última vez que, presas de la depresión laboral (es decir, la tristeza de nuestro actual empleo combinada con la mala fortuna de no poder encontrar otro), salimos a tomar un café, me dijo: “Ya le dije a mi madre que me quiero morir a los 35 y se escandalizó. Pero ¿por qué vivir más? ¡Si tengo 23 y ya estoy harto!”.

(Este es el tipo de comentarios que me hacen la tarde: duro pero honesto).

Pero, ¿qué tal que fuera así? ¿Qué tal que las cosas sean así, que cada uno de los días de tu vida sea idéntico al anterior, sin nada de emoción y nada interesante que te despierte?

Yo sé que Anwar no lo dice en serio. Creo que a su vida le falta peso (y no me refiero a los kilos de más, mi vida loca), sino peso como ese del que habla Milan Kundera: le hace falta una razón por la cual levantarse en las mañanas y vivir de veras, le hace falta atreverse, mirar más allá de lo que nos atormenta en el espejo y lanzarse al abismo sin pensar en nada más.

¿No somos todos así? Yo creo que Anwar tiene la particularidad de que es capaz de verbalizar el sentimiento de frustración que a veces –pero siempre en algún momento- nos aqueja a todos. Y tal vez, ese pesimismo se esfumará en cuanto encuentre algo que le dé peso a su existencia.

Y a la tuya, ¿qué le falta?

Nadia


Todo es cuestión de perspectiva

Mi vida loca, antes que todo, muchas gracias por tomarte el tiempo de escribir sendas líneas que, pese a lo breves de las mismas, han sabido capturar un gran pedazo de lo que es el mosaico de mi vida. Sin embargo, en un ánimo algo envalentonado y centrado en el egocentrísmo del decir: - “Soy mejor que eso”, me he servido redactar lo siguiente.

Espero y este acto se tome como lo que es: Una simple y llana esquela que inquiere dar fe de erratas acerca de una visión enrarecida que alrededor de mí se ha generado. Esto, quizás, se debe al exceso de contaminación en el aire o bien a una súbita bocanada de ántrax que sin querer haya llegado hasta tu oficina.

Mi actitud, en absoluto, se trata de pesimismo endémico, yo prefiero llamarle HUMOR NEGRO, según creo yo, esto se juega como sigue: Más vale burlarse de la perra vida antes de que ésta lo haga de ti. Es corretear al tiempo y apostarle a que uno puede anticiparse al irónico destino. Es no darle la oportunidad de sorprenderte con imaginarios pantanosos.

De hecho, estoy convencido de que hasta harto clemente resulta esta filosofía, pues es darle la ocasión a la vida de que si algo bueno pasa hasta agradecido estés. De esta manera ella queda como la heroína, mientras que uno queda como el cretino que no le da el suficiente mérito a su benevolencia.

Ahora bien, no es falta de motivos, es exceso de realidad. Me resisto a unirme a aquellos que esperan que mendigando pequeños momentos de felicidad a la vida lograran darle sentido a la misma. Bye!!! Lo quiero todo, me lo merezco. No quiero acabar mis años reconstruyendo vida de los añicos de aventuras erráticas del pasado.

Vivir la vida tal cual la vivo, negra y oscura, ese sí es protagonismo. Lo demás es sólo añoranza de vida a través de imaginarte rodeada de escarcha rosada y malvaviscos de color. Vamos, los enanos de Blanca Nieves están en un crucero de limpia vidrios, los 3 osos descansan en la sala de alguien y Barbie ya lleva más de 10 cirugías plásticas, le dejo el marido pues era gay y ahora, a toda costa, busca un buen arreglo matrimonial con un chico australiano.

Hay que actuar, es cierto, pero no para colectar anécdotas, se actúa para trascender a través de actos importantes. De lo contrario, mejor ni se actúa. Te guardas en tu casa y esperas casarte (nada personal mi Nadirubis.) Para coleccionar, colecciono estampas…eso de colectar momentos es algo que la gente se dice a sí misma en aras de justificarse de actos estúpidos y hasta suicidas acometidos en nombre de no quedarse con la duda del qué hubiera pasado. Carajo!!! Acaso no somos seres racionales, al diablo con la incertidumbre, analicemos las variables y sorprendámonos de lo brillantes que somos anticipándonos al tiempo.

Pero insisto, este acto, como todo en la vida es cuestión de perspectiva.

Te quiero, y pese a que mi nombre no sea el último que pronuncies, sí espero que mi amistad sea en lo último que pienses.
Anwar, tu vida loca